10 COSAS QUE NO PUEDE HACER UN DETECTIVE PRIVADO

Son muchos los clientes que influidos por la ficción tienen una idea un tanto distorsionada de la figura del detective, y creen que pueden hacer casi cualquier cosa. Sin embargo, los límites legales (e incluso los éticos) están más que marcados en la ley y el Código Deontológico de la profesión, y todo buen profesional debe ajustarse siempre a ellos, incluso si esto provoca que la investigación no pueda llevarse a cabo.

Algunas de las situaciones en las que un detective no debe participar son:

  1. Ejercer sin licencia. Para poder trabajar como detective privado es necesario estar cualificado para ello y contar con la certificación procedente del Ministerio del Interior, del que depende la Dirección General de la Policía, que es la que expide las TIP (Tarjetas de Identificación Profesional). Aquellos que actúen sin contar con ella estarán haciéndolo de forma fraudulenta y no podrán ratificar las pruebas obtenidas ante un juez. Es muy común que por el desconocimiento, mucha gente ejerza sin los requisitos necesarios para ello, o
  2. Aceptar encargos de personas que no tienen la legitimidad para ello. Es uno de los típicos detonantes por los que un detective no pueda realizar una investigación. Para poder contratar sus servicios se debe tener legitimidad para ello, es decir, tener un lazo de unión concreto con la persona a investigar. No cualquier persona puede investigar a un tercero o a un conocido si no existe una razón legítima. Es necesario tener con la persona una relación personal, jurídica o contractual determinada.
  3. Investigar delitos de oficio: otro clásico que no puede hacer un detective privado. La ley es clara en este sentido. Los detectives podrán colaborar con la justicia si así son solicitados, y aportar la información que se haya recabado, pero no podrán por su cuenta dedicarse a resolver delitos y es más, si en el transcurso de una investigación descubren uno, deberán ponerlo en conocimiento de la autoridad competente y esta será la que decida si puede colaborar o no.
  4. Utilizar material de terceras personas que no procede de sus fuentes de trabajo. En algunas ocasiones los propios clientes o amigos quieren participar de la investigación aportando pruebas que ellos mismos han conseguido, como fotografías, vídeos, etc. para que sean los detectives los que las incluyan en sus informes. El investigador solo puede reconocer como pruebas propias aquellas que él mismo ha conseguido.
  5. No respetar el secreto profesional. Lo escuchado por el detective en su despacho forma parte de la esfera íntima del cliente, y en ningún caso puede ser esa información revelada por el investigador.
  6. Dejar de ser fiel a la realidad. En numerosas ocasiones en el día a día de un detective se da la Ley de Murphy: se intuye que el investigado hace algo por costumbre pero justo el día que interesa acreditarlo actúa de forma diferente. El detective tiene que dar un reflejo real de lo que ha presenciado, no pudiendo alterarlo a gusto del cliente. De hecho, por esta misma razón una investigación debe realizarse varios días, para así conocer la actuación del investigado no en un punto concreto, sino prolongada en el tiempo. No siendo ético ni legal influenciar en los actos del investigado, incitándole a actuar de una forma en concreto.
  7. Grabar una conversación en la que no está participando. Para poder realizar una grabación que luego pueda servir de prueba en un juicio, el investigador debe formar parte de ella. Es decir, entre las cosas que no puede hacer un detective se encuentra registrar una conversación entre terceras personas.
  8. Hacer fotografías o vídeos de una persona en su espacio íntimo, como por ejemplo el interior de su casa o un baño público. Ni siquiera de lo que se ve de dentro desde una ventana.
  9. Ser un hacker o atentar contra la privacidad en las comunicaciones. Son muchas las personas que están interesadas en espiar los móviles de sus parejas, consultar el correo privado de algún trabajador, etc. Los detectives no hacen milagros ni son piratas informáticos, ello atentaría totalmente contra la ley.
  10. Incitar al investigado a que se comporte de la forma deseada. En la línea de la fidelidad con la realidad va esta nueva acción que no puede desarrollar un detective. No puede provocarse al interesado para que actúe en conveniencia del cliente y así sacar información más jugosa. El detective es un mero transmisor de lo que sucede.

Esperamos que con esta lista de cosas que no pueden hacer los detectives privados os hayamos acercado un poco más a esta apasionante profesión.

Desde INBERA DETECTIVES PRIVADOS, actuamos de acuerdo a la legalidad para poder aportar la mejor visión de la realidad, sea o no igual a un resultario satisfactorio por parte del cliente, pero que si un trabajo riguroso y que refleje la total realidad vivida durante la investigación.

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